A lo largo de los años he tenido la suerte de acompañar a decenas de parejas en uno de los días más importantes de sus vidas: su boda. En varias ocasiones me he encontrado con novixs hechxs un manojo de nervios, que no se disipaban hasta la finalización de la ceremonia. En ese instante, las parejas se liberaban del estrés para dar paso al disfrute.

Yo, que me daba cuenta de lo que sucedía, pensaba: ¿cómo puedo ayudarles a que vivan de forma 100% consciente su boda, desde el primer segundo? Me negaba a aceptar que gozasen de su «día B» a partir del aperitivo.

Es por ello que comencé a aplicar técnicas de mindfulness durante mis servicios, con el objetivo de que disfrutéis plenamente del evento. 

Porque recordar buenos momentos nos hace ser más felices y mi deseo es que en un futuro podáis rescatar las emociones y sensaciones experimentadas durante vuestra ceremonia de forma sencilla y revivirlas.